Trouvé 174 Résultats pour: Decía

  • Absalón le decía: "Mira, tu causa es buena y justa; pero no hay quien te escuche de parte del rey". (II Samuel 15, 3)

  • El rey se conmovió, subió a la habitación de encima de la puerta y se puso a llorar. Y decía sollozando: "¡Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto yo en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!". (II Samuel 19, 1)

  • Esto que se decía en todo Israel llegó a oídos del rey. Entonces David mandó decir a los sacerdotes Sadoc y Abiatar: "Decid a los ancianos de Judá: ¿Por qué sois vosotros los últimos en hacer que el rey vuelva a su palacio? (II Samuel 19, 12)

  • Un gigante, descendiente de Rafá, que tenía una lanza que pesaba unos treinta kilos y ceñía una espada nueva, decía que iba a matar a David. (II Samuel 21, 16)

  • La otra mujer replicó: "No es verdad, pues mi hijo es el vivo y el tuyo es el muerto". La primera decía: "No, tu hijo es el muerto, y mi hijo el vivo". De esta suerte disputaban delante del rey. (I Reyes 3, 22)

  • Entonces la madre del niño vivo, sintiendo conmoverse sus entrañas por su hijo, dijo: "¡Por favor, señor mío! Dale a ella el niño vivo, pero matarle... ¡no, que no le maten!". La otra, en cambio, decía: "Que no sea ni para mí ni para ti; que lo partan". (I Reyes 3, 26)

  • En las cartas decía: "Pregonad un ayuno y haced a Nabot sentarse a la cabeza de la asamblea. (I Reyes 21, 9)

  • Sedecías, hijo de Canaaná, se había hecho cuernos de hierro, y decía: "Esto dice el Señor: Con éstos acornearás a Siria hasta exterminarlo". (I Reyes 22, 11)

  • "He visto a todo Israel disperso por los montes como rebaño sin pastor. Y el Señor decía: Éstos no tienen dueño. Que cada uno vuelva en paz a su casa". (I Reyes 22, 17)

  • El rey de Israel dijo a Josafat: "¿No te decía yo que nunca me profetiza bienes, sino males?". (I Reyes 22, 18)

  • Y el Señor decía: ¿Quién seducirá a Ajab, para que vaya y muera en Ramot de Galaad? Y uno proponía una cosa y otro otra. (I Reyes 22, 20)

  • Y presentó al rey de Israel la carta que decía: "Y al presente, cuando te llegue esta carta, sabrás que te envío a mi servidor Naamán, para que lo cures de su lepra". (II Reyes 5, 6)


“O trabalho é tão sagrado como a oração”. São Padre Pio de Pietrelcina