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  • Eliseo le dijo: "¿Es que no iba contigo mi espíritu cuando un hombre se bajó de su carro para saludarte? Ahora que has recibido dinero podrás comprar vestidos, olivares y viñedos, ovejas y bueyes, siervos y siervas; (II Reyes 5, 26)

  • Joás dijo a los sacerdotes: "Todo el dinero que traigan al templo del Señor: el dinero de cada israelita empadronado, el dinero establecido por el rescate de las personas y todo el dinero que cada uno tenga a bien traer al templo del Señor, (II Reyes 12, 5)

  • Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Yehoyadá y a los demás sacerdotes, y les dijo: "¿Por qué no habéis reparado aún los desperfectos del templo? De aquí en adelante no recibiréis más el dinero de vuestros conocidos, sino que lo entregaréis para los desperfectos del templo". (II Reyes 12, 8)

  • Y los sacerdotes accedieron a no recibir dinero de la gente y a no tener que reparar los desperfectos del templo. (II Reyes 12, 9)

  • Entonces el sacerdote Yehoyadá tomó una caja, hizo un agujero en su tapa y la colocó junto al altar, a la derecha del que entraba en el templo del Señor. Y los sacerdotes que guardaban la puerta echaban allí todo el dinero que traían al templo del Señor. (II Reyes 12, 10)

  • Cuando veían que en la caja había mucho dinero, el secretario real y el sumo sacerdote la vaciaban y contaban el dinero encontrado en el templo del Señor. (II Reyes 12, 11)

  • Y este dinero, una vez pesado, lo entregaban a los capataces encargados de los trabajos del templo del Señor, los cuales lo pasaban a los carpinteros y constructores que trabajaban en el templo del Señor, (II Reyes 12, 12)

  • Pero con el dinero traído al templo del Señor no se hicieron para él copas de plata, cuchillos, aspersorios, trompetas ni instrumento alguno de oro o plata, (II Reyes 12, 14)

  • Y no se pedía cuentas a los hombres en cuyas manos se ponía el dinero para darlo a los obreros, porque se portaban con fidelidad. (II Reyes 12, 16)

  • El dinero del sacrificio por la culpa y el dinero del sacrificio por el pecado no se traía al templo del Señor, sino que era para los sacerdotes. (II Reyes 12, 17)

  • Sin embargo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboán, el que había hecho pecar a Israel; incluso el cipo sagrado siguió en pie en Samaría. (II Reyes 13, 6)

  • Menajén sacó este dinero a los ricos de Israel para darlo al rey de Asiria, a razón de medio kilo de plata cada uno. El rey de Asiria se retiró sin detenerse en el país. (II Reyes 15, 20)


“A natureza humana também quer a sua parte. Até Maria, Mãe de Jesus, que sabia que por meio de Sua morte a humanidade seria redimida, chorou e sofreu – e como sofreu!” São Padre Pio de Pietrelcina