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  • ¡Ay! Porque es grande este día y ningún otro lo iguala. Tiempo de angustia para Jacob, pero del que será liberado. (Jeremías 30, 7)

  • Tú otorgas tu favor a millares de generaciones y castigas la iniquidad de los padres tan sólo en los hijos que vienen después de ellos, Dios grande y poderoso, que te llamas "el Señor todopoderoso", (Jeremías 32, 18)

  • grande en tus consejos, poderoso en tus obras. Tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los humanos para retribuir a cada uno según su conducta y según el fruto de sus obras. (Jeremías 32, 19)

  • Tal vez eleven súplicas al Señor y se conviertan de su mala conducta; pues grande es la cólera y el furor con que el Señor ha amenazado a este pueblo". (Jeremías 36, 7)

  • ¡Ay, cómo está postrada en soledad la ciudad tan populosa! Como una viuda se ha quedado la grande entre las naciones. La señora entre las provincias ha sido esclavizada. (Lamentaciones 1, 1)

  • ¿A quién te compararé? ¿A quién te haré semejante, oh hija de Jerusalén? ¿Quién te podrá salvar y confortar, oh virgen, hija de Sión? Grande como el mar es tu ruina, ¿quién te podrá curar? (Lamentaciones 2, 13)

  • Nuevas son cada mañana, grande es su fidelidad. (Lamentaciones 3, 23)

  • La perversidad de la hija de mi pueblo es más grande que el pecado de Sodoma, que fue arrasada en un instante sin que interviniera mano alguna contra ella. (Lamentaciones 4, 6)

  • ante los dignatarios, los familiares del rey, los ancianos; en una palabra, ante el pueblo entero, desde el más chico al más grande, de todos los que habitaban en Babilonia, a orillas del río Sud. (Baruc 1, 4)

  • "Si no escucháis mi voz, esta grande, enorme muchedumbre quedará con toda seguridad reducida a un pequeño número en medio de las naciones entre las que yo los dispersaré. (Baruc 2, 29)

  • ¡Oh Israel, qué grande es la morada de Dios, qué vasto el lugar de su dominio! (Baruc 3, 24)

  • Grande es y sin límites, excelso e inmenso. (Baruc 3, 25)


“Há alegrias tão sublimes e dores tão profundas que não se consegue exprimir com palavras. O silêncio é o último recurso da alma, quando ela está inefavelmente feliz ou extremamente oprimida!” São Padre Pio de Pietrelcina