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  • Ahora, si queréis mostrar amistad y lealtad hacia mi amo, decídmelo; y si no, decídmelo también, para saber a qué atenerme". (Génesis 24, 49)

  • Y el hombre añadió: "Tu nombre no será ya Jacob, sino Israel, porque te has peleado con Dios y con los hombres y has vencido". (Génesis 32, 29)

  • En efecto, al tercer día, que era su cumpleaños, el Faraón dio un banquete a todos sus servidores, y entre todos se acordó del primer copero y del primer panadero. (Génesis 40, 20)

  • No quiero asistir a sus consejos, no quiero participar en su asamblea, porque en su furor mataron hombres y a su antojo desjarretaron toros. (Génesis 49, 6)

  • Emplearon en ello cuarenta días, porque ése era el tiempo requerido para embalsamar. Los egipcios lo lloraron por espacio de setenta días. (Génesis 50, 3)

  • Aarón se casó con Isabel, hija de Aminadab, hermana de Najsón, de la que tuvo a Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar. (Exodo 6, 23)

  • Eleazar, hijo de Aarón, se casó con una de las hijas de Futiel, de la que tuvo a Fineés. Tales son los jefes de las familias de los levitas según sus diversas ramas. (Exodo 6, 25)

  • El día primero y el día séptimo tendréis asamblea santa. En ellos no haréis trabajo alguno. Solamente podréis preparar la comida que vayáis a tomar. (Exodo 12, 16)

  • Si unos hombres se pelean y golpean a una mujer encinta haciéndola abortar, pero sin ningún daño especial, el que la ha golpeado será multado con la cantidad que el marido de la mujer pida y decidan los jueces. (Exodo 21, 22)

  • Emplearás treinta y tres kilos de oro puro para hacer el candelabro y todos sus utensilios. (Exodo 25, 39)

  • "Haz venir junto a ti, de en medio de los israelitas, a Aarón, tu hermano, y a sus hijos con él para que sean mis sacerdotes; Aarón, Nadab, Abihú, Eleazar e Itamar, hijos de Aarón. (Exodo 28, 1)

  • Emplearán oro, púrpura violeta, escarlata y carmesí, y lino fino". (Exodo 28, 5)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina