Trouvé 14 Résultats pour: Sentir

  • si el marido sospecha algo y llega a sentir celos por ella, se haya o no deshonrado en realidad, (Números 5, 14)

  • Allí serviréis a sus dioses, hechos por mano de hombre, de madera y de piedra, incapaces de ver y entender, de comer y sentir. (Deuteronomio 4, 28)

  • Te ha humillado y te ha hecho sentir hambre para alimentarte luego con el maná, desconocido de tus mayores; para que aprendieras que no sólo de pan vive el hombre, sino de todo lo que sale de la boca del Señor. (Deuteronomio 8, 3)

  • Hazme sentir gozo y alegría, y que dancen los huesos que rompiste. (Salmos 51, 10)

  • Hazme sentir tu amor por la mañana, pues confío en ti; enséñame el camino que tengo que seguir, pues me dirijo a ti; (Salmos 143, 8)

  • Ahora nosotros, sin sentir necesidad, pues gozamos de la consolación de los libros sagrados que tenemos en nuestras manos, (I Macabeos 12, 9)

  • Aquel a quien ellos en otro tiempo expusieron en el agua y luego lo rechazaron con burla, los llenó de estupor al fin de estos sucesos, al sentir una sed muy distinta de la de los justos. b) Los animales. (Sabiduría 11, 14)

  • Dejará sentir su ira sobre las naciones, como cambió las aguas en salitre. (Eclesiástico 39, 23)

  • Esto dice el Señor: En este lugar que vosotros decís desierto, porque no hay hombres ni animales; en las ciudades de Judá y por las calles de Jerusalén, que están ahora desoladas, sin habitantes y sin ganados, se volverá a sentir (Jeremías 33, 10)

  • Se llevó consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo; y comenzó a sentir tristeza y angustia. (Mateo 26, 37)

  • Jesús, al sentir que había salido de él aquella fuerza, se volvió a la gente y dijo: "¿Quién me ha tocado?". (Marcos 5, 30)

  • Tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, y comenzó a sentir terror y angustia; (Marcos 14, 33)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina