Trouvé 172 Résultats pour: batalla de los amorreos

  • Entonces los israelitas se hicieron fuertes y volvieron a presentar batalla en el mismo lugar del día anterior. (Jueces 20, 23)

  • al tercer día marcharon contra los de Benjamín y se pusieron en orden de batalla frente a Guibeá, como las otras veces. (Jueces 20, 30)

  • Entonces, mientras los israelitas se movieron de su puesto y se pusieron en orden de batalla en Baal Tamar, la emboscada de Israel surgió de su puesto al poniente de Guibeá. (Jueces 20, 33)

  • Los israelitas volvieron la espalda en el combate. Benjamín había matado a unos treinta hombres de Israel y se decía: "Están vencidos ante nosotros, como en la batalla anterior". (Jueces 20, 39)

  • Los filisteos se pusieron en orden de batalla. El combate fue duro, e Israel fue derrotado por los filisteos; cayeron en el campo de batalla cerca de cuarenta mil hombres. (I Samuel 4, 2)

  • Fueron devueltas a Israel las ciudades que le habían sido quitadas por los filisteos, desde Ecrón hasta Gat, e Israel libró su territorio de la mano de los filisteos. Además hubo paz entre Israel y los amorreos. (I Samuel 7, 14)

  • Así el Señor salvó aquel día a Israel. La batalla se extendió hasta Bejorón. (I Samuel 14, 23)

  • Saúl y los israelitas se reunieron también, acamparon en el valle del Terebinto y se pusieron en orden de batalla frente a los filisteos. (I Samuel 17, 2)

  • Se detuvo y gritó a las filas de Israel: "¿Por qué habéis salido para poneros en orden de batalla? ¿No soy yo filisteo y vosotros servidores de Saúl? Escoged vosotros un hombre para que venga a luchar conmigo. (I Samuel 17, 8)

  • Los israelitas y los filisteos se dispusieron en orden de batalla, ejército contra ejército. (I Samuel 17, 21)

  • Eliab, su hermano mayor, oyó a David hablar con la gente, montó en cólera y le dijo: "¿Por qué has venido aquí? ¿A quién has dejado aquel pequeño rebaño en el desierto? Conozco bien tu orgullo y la malicia de tu corazón. Has venido sólo para ver la batalla". (I Samuel 17, 28)

  • y todos reconocerán que no es por la espada ni por la lanza como el Señor da la victoria, porque la batalla es de Dios y os entregará en nuestras manos". (I Samuel 17, 47)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina