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Iba también Sadoc con todos los levitas, que llevaban el arca de la alianza de Dios; y colocaron el arca de Dios junto a Abiatar, hasta que todo el pueblo terminó de salir de la ciudad. (II Samuel 15, 24)
Entonces el rey dijo a Sadoc: "Vuelve el arca de Dios a la ciudad. Si el Señor me favorece, él me hará volver para ver el arca y su santuario. (II Samuel 15, 25)
Sadoc y Abiatar volvieron con el arca de Dios a Jerusalén y se quedaron allí. (II Samuel 15, 29)
El rey dijo al sacerdote Abiatar: "Vete a Anatot, a tus tierras, pues eres reo de muerte. No te doy hoy muerte porque has llevado el arca del Señor, Dios de mi padre, David, y porque tuviste parte en todas las tribulaciones de mi padre". (I Reyes 2, 26)
Salomón se despertó y vio que había sido un sueño. Volvió a Jerusalén y se presentó ante el arca de la alianza del Señor, ofreció holocaustos y sacrificios de reconciliación, y dio un banquete a todos sus seguidores. (I Reyes 3, 15)
En la construcción del templo se emplearon piedras entalladas en la misma cantera, de suerte que mientras se construía el edificio no se oyó golpe de martillo, de hacha u otro cualquier instrumento de hierro en el templo. (I Reyes 6, 7)
En el fondo del edificio, por dentro, preparó el lugar santísimo, para colocar allí el arca de la alianza del Señor. (I Reyes 6, 19)
Salomón convocó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a los jefes de las tribus y de las familias israelitas, para llevar el arca de la alianza del Señor, desde Sión, la ciudad de David. (I Reyes 8, 1)
Cuando llegaron todos los ancianos de Israel, los sacerdotes tomaron el arca (I Reyes 8, 3)
El rey Salomón y toda la comunidad israelita, reunidos delante del arca, sacrificaban ovejas y bueyes en cantidad incalculable. (I Reyes 8, 5)
Los sacerdotes pusieron el arca de la alianza del Señor en el lugar santísimo del templo, bajo las alas de los querubines, (I Reyes 8, 6)
pues los querubines tenían las alas extendidas sobre el lugar del arca, cubriendo el arca y sus barras. (I Reyes 8, 7)