Trouvé 230 Résultats pour: fuerza militar

  • ¿Quién podrá medir la fuerza de su majestad y contar sus misericordias? (Eclesiástico 18, 5)

  • Como eunuco que desea desflorar a una doncella es el que impone la justicia por la fuerza. (Eclesiástico 20, 4)

  • El fuego arde según el combustible, y la disputa se propaga según su violencia; la ira de un hombre depende de su fuerza, y su cólera se levantará según su riqueza. (Eclesiástico 28, 10)

  • Riquezas y fuerza levantan el corazón; pero más que ambos, el temor del Señor; porque con el temor del Señor nada falta, y con él no hay por qué buscar auxilio. (Eclesiástico 40, 26)

  • Y ¿cómo hallar fuerza para glorificarle dignamente, ya que él es más grande que todas sus obras? (Eclesiástico 43, 28)

  • que arrojó contra la nación enemiga, y en la bajada aniquiló a sus adversarios para que conociesen la fuerza de sus ejércitos y que contra el Señor hacían la guerra. (Eclesiástico 46, 6)

  • Porque invocó al Señor altísimo, y éste dio fuerza a su diestra para matar a un poderoso guerrero y exaltar el poder de su pueblo. (Eclesiástico 47, 5)

  • Porque dice: Con la fuerza de mi mano he hecho esto; con mi saber, porque soy inteligente. He reducido las fronteras de los pueblos, he saqueado sus tesoros, he aplastado como un valiente a sus habitantes. (Isaías 10, 13)

  • Sobre él reposará el espíritu del Señor: espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de fuerza, espíritu de conocimiento y de temor del Señor. (Isaías 11, 2)

  • Dios es mi salvador; confío en él, no temo, porque mi fuerza y mi júbilo es el Señor; él es mi salvación. (Isaías 12, 2)

  • Lo ha castigado con la dispersión, con el destierro; lo ha aventado con la fuerza de su soplo, como en día de viento solano. (Isaías 27, 8)

  • Pues esto dice el Señor Dios, el Santo de Israel: En la conversión y la calma está vuestra salvación, en la mesura y la confianza se encuentra vuestra fuerza. Mas no lo habéis querido, (Isaías 30, 15)


“Todas as graças que pedimos no nome de Jesus são concedidas pelo Pai eterno.” São Padre Pio de Pietrelcina