Trouvé 97 Résultats pour: historia de la torre de babel

  • En medio de la ciudad había una torre fortificada. Todos los hombres y mujeres de la ciudad se refugiaron en ella, cerraron la puerta por dentro y subieron a lo alto de la torre. (Jueces 9, 51)

  • Abimelec llegó a la torre y la sitió; se acercó a la puerta para prenderle fuego, (Jueces 9, 52)

  • El resto de la historia de Salomón, todo lo que hizo, y su sabiduría, está escrito en el libro de los hechos de Salomón. (I Reyes 11, 41)

  • El resto de la historia de Jeroboán, las guerras que hizo y cómo reinó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 14, 19)

  • El resto de la historia de Roboán y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. (I Reyes 14, 29)

  • El resto de la historia de Abías y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. (I Reyes 15, 6)

  • El resto de la historia de Asá, todas sus proezas y todo lo que hizo, las ciudades que edificó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Judá. Únicamente que, en su vejez, estuvo enfermo de los pies. (I Reyes 15, 23)

  • El resto de la historia de Nadab y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 15, 31)

  • El resto de la historia de Basá, sus proezas y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 5)

  • El resto de la historia de Zimrí y la conjuración que tramó está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 20)

  • El resto de la historia de Omrí, sus proezas y todo lo que hizo está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 16, 27)

  • El resto de la historia de Ajab, todo cuanto hizo, la casa de marfil que edificó y las ciudades que construyó, está escrito en el libro de los anales de los reyes de Israel. (I Reyes 22, 39)


“Você deve ter sempre prudência e amor. A prudência tem olhos; o amor tem pernas. O amor, como tem pernas, gostaria de correr a Deus. Mas seu impulso de deslanchar na direção dEle é cego e, algumas vezes, pode tropeçar se não for guiado pela prudência, que tem olhos.” São Padre Pio de Pietrelcina