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  • Félix, que sabía detalladamente las cosas referentes al nuevo camino, les dio largas diciendo: "Cuando venga el comandante Lisias examinaré a fondo vuestra causa". (Hechos 24, 22)

  • Entonces, ¿por qué -como se nos calumnia y como afirman algunos que decimos nosotros- no hemos de hacer el mal para que venga el bien? La condenación de éstos es justa. (Romanos 3, 8)

  • Que cada uno se someta a las autoridades que están en el poder, porque no hay autoridad que no venga de Dios; y los que hay han sido puestos por Dios. (Romanos 13, 1)

  • Así pues, nada juzguéis antes de tiempo, hasta que venga el Señor, que iluminará los escondrijos de las tinieblas y pondrá de manifiesto las intenciones del corazón, y entonces cada uno recibirá de Dios la alabanza que merezca. (I Corintios 4, 5)

  • Que nadie le haga de menos; ayudadle para que continúe el viaje y venga a verme, pues los hermanos y yo estamos esperándole. (I Corintios 16, 11)

  • Que él fortalezca vuestros corazones en una santidad sin tacha ante Dios, nuestro Padre, para cuando venga Jesús, nuestro Señor, con todos los suyos. (I Tesalonicenses 3, 13)

  • Que no sea recién convertido, para que no le seduzca el orgullo y venga a caer en la condenación del diablo. (I Timoteo 3, 6)

  • Comportaos ejemplarmente en medio de los paganos, para que lo mismo que os calumnian como malhechores, al ver vuestras buenas obras glorifiquen a Dios el día que venga a visitarlos. (I Pedro 2, 12)

  • Ahora, hijos míos, permaneced unidos a Cristo, para que, cuando él venga, podamos sentirnos seguros y no nos avergoncemos de encontrarnos lejos de él en su venida. (I Juan 2, 28)

  • Son también siete reyes, de los cuales cinco han caído, uno vive y el otro no ha venido aún, pero cuando venga durará poco tiempo. (Apocalipsis 17, 10)

  • El Espíritu y la esposa dicen: "Ven". El que escuche, diga: "Ven". El que tenga sed, que venga; y el que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida. (Apocalipsis 22, 17)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina