3. El segundo derramó su copa sobre el mar: este se convirtió en sangre, como si se hubiera cometido un crimen, y perecieron todos los seres vivientes que había en el mar.





“É doce o viver e o penar para trazer benefícios aos irmãos e para tantas almas que, vertiginosamente, desejam se justificar no mal, a despeito do Bem Supremo.” São Padre Pio de Pietrelcina