9. Pero ahora, que conocen a Dios -o mejor dicho, que son conocidos por él- ¿cómo es posible que se vuelvan otra vez a esos elementos sin fuerza ni valor, para someterse nuevamente a ellos?





“O mais belo Credo é o que se pronuncia no escuro, no sacrifício, com esforço”. São Padre Pio de Pietrelcina