14. Sin embargo, con el dinero que se aportaba para la Casa del Señor no se hacían fuentes de plata, ni cuchillos, ni aspersorios, ni trompetas, ni objetos de oro o plata,





“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina