26. Cuando se cortaba la cabellera -y lo hacía cada año, porque le resultaba demasiado pesada- el pelo cortado pesaba doscientos siclos, según la medida del rey.





“O meu passado, Senhor, à Tua misericórdia. O meu Presente, ao Teu amor. O meu futuro, à Tua Providência.” São Padre Pio de Pietrelcina