13. David siguió con sus hombres por el camino, mientras Simei iba por la ladera de la montaña, al costado de él; y a medida que avanzaba, profería maldiciones, arrojaba piedras y levantaba polvo.





“As almas! As almas! Se alguém soubesse o preço que custam”. São Padre Pio de Pietrelcina