8. El Señor los puso en manos de Israel, que los derrotó y los persiguió hasta Sidón -la Grande- y hasta Misrefort Maim; y por la parte oriental, hasta el valle de Mispá. La derrota que les infligió Israel fue tal que no dejaron ningún sobreviviente.





“O grau sublime da humildade é não só reconhecer a abnegação, mas amá-la.” São Padre Pio de Pietrelcina