34. Tú seguías mirando; de pronto una piedra se desprendió de un monte sin intervención humana alguna, alcanzó a la estatua en los pies de hierro y arcilla y los pulverizó.





“Seja grato e beije docemente a mão de Deus. É sempre a mão de um pai que pune porque lhe quer bem” São Padre Pio de Pietrelcina