19. Dios abrió los ojos a Agar, que vio un pozo de agua. Se fue a llenar el odre y dio de beber al niño.





“Não se desencoraje, pois, se na alma existe o contínuo esforço de melhorar, no final o Senhor a premia fazendo nela florir, de repente, todas as virtudes como num jardim florido.” São Padre Pio de Pietrelcina