10. Al día siguiente un espíritu maligno enviado por Dios asaltó a Saúl, que andaba como loco por la casa. David se puso a tocar la cítara, como otros días. Saúl tenía una lanza en su mano





“Que Nossa Mãe do Céu tenha piedade de nós e com um olhar maternal levante-nos, purifique-nos e eleve-nos a Deus.” São Padre Pio de Pietrelcina