II Macabeos, 8
31. Las armas tomadas al enemigo se guardaron cuidadosamente en lugares seguros; el resto del botín lo llevaron a Jerusalén.
31. Las armas tomadas al enemigo se guardaron cuidadosamente en lugares seguros; el resto del botín lo llevaron a Jerusalén.
“Ouço interiormente uma voz que constantemente me diz: Santifique-se e santifique!” São Padre Pio de Pietrelcina