II Reyes, 2
8. Entonces Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas, las cuales se dividieron a uno y otro lado, de modo que pasaron ambos a pie enjuto.
8. Entonces Elías tomó su manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas, las cuales se dividieron a uno y otro lado, de modo que pasaron ambos a pie enjuto.
“Queira o dulcíssimo Jesus conservar-nos na Sua graça e dar-nos a felicidade de sermos admitidos, quando Ele quiser, no eterno convívio…” São Padre Pio de Pietrelcina