12. Pero luego que nuestros padres hicieron enojarse al Dios de los Cielos, él los entregó en manos de Nabucodonosor, rey de Babilonia, el caldeo que destruyó esta Casa y desterró al pueblo a Babilonia.





“O amor nada mais é do que o brilho de Deus nos homens”. São Padre Pio de Pietrelcina