Katolička Biblija
 

Ezequiel, 48

8. Después de Judá, desde la frontera este a la frontera occidental, reservarán un territorio de veinticinco mil codos de ancho y tan largo como cada una de las porciones; en medio de ese territorio estará el santuario.

Stihovi vezani uz Ezequiel, 48:

Ezequiel 48 detalla la distribución de la tierra entre las doce tribus de Israel en Nueva Jerusalén. Los versos relacionados con los temas abordados en este capítulo son:

Ezequiel 47:13-14: "Así dice el Señor Dios, esta será la frontera en la que tendrás la tierra, según las doce tribus de Israel; José tendrá dos partes. Y la tierra que fue tomada en herencia, lo dividirá en la herencia entre las doce tribus de Israel "Este verso habla de la división de la tierra entre las doce tribus de Israel, un tema central en Ezequiel 48.

Isaías 65:18: "Pero serás regocijado y te regocijarás perpetuamente en lo que creo; Este versículo habla sobre la Nueva Jerusalén, que se menciona en Ezequiel 48.

Apocalipsis 21:12-13: "Y había una pared grande y alta con doce puertas, y en las puertas de doce ángeles, y nombres sobre ellos, que son los nombres de las doce tribus de los hijos de Israel. lado norte, tres puertas; en el lado sur, tres puertas; y en el lado oeste, tres puertas ". Este versículo también habla de Nueva Jerusalén, mencionando las doce puertas, que son las puertas de las doce tribus de Israel.

Apocalipsis 21:15: "Y el que me habló tenía una caña de azúcar de medir oro para medir la ciudad, sus puertas y su muro". Este versículo habla sobre la medición de la ciudad, un tema abordado en Ezequiel 48.

Apocalipsis 21:22: "Y no he visto el templo en él, porque tu templo es el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero". Este versículo habla sobre la ausencia del templo en Nueva Jerusalén, que puede verse como una posible conexión con la descripción del templo en Ezequiel 40-48.





“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina