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El etíope preguntó a Felipe: «Dime, por favor, ¿a quién se refiere el profeta? ¿A sí mismo u a otro?» (Hecho de los Apóstoles 8, 34)
Preguntó él: «¿Quién eres tú, Señor?» Y él respondió: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues. (Hecho de los Apóstoles 9, 5)
A El se refieren todos los profetas al decir que quien cree en él recibe por su Nombre el perdón de los pecados.» (Hecho de los Apóstoles 10, 43)
Si ellos creían en el Señor Jesucristo y Dios les comunicaba el mismo don que a nosotros, ¿quién era yo para oponerme a Dios?» (Hecho de los Apóstoles 11, 17)
Pero después Dios lo rechazó y les dio a David, de quien dio este testimonio: Encontré a David, hijo de Jesé, un hombre a mi gusto, que llevará a cabo mis planes. (Hecho de los Apóstoles 13, 22)
Quien cree en este Jesús es liberado de todo esto. (Hecho de los Apóstoles 13, 39)
pero no por eso dejó de manifestarse, pues continuamente derrama sus beneficios. El es quien desde el cielo les da las lluvias, y los frutos a su tiempo, dando el alimento y llenando los corazones de alegría.» (Hecho de los Apóstoles 14, 17)
En cada Iglesia designaban presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaban al Señor en quien habían creído. (Hecho de los Apóstoles 14, 23)
pero Pablo consideraba que no debían llevar consigo a quien los había abandonado en Panfilia, cuando debía haber compartido sus trabajos. (Hecho de los Apóstoles 15, 38)
Incluso algunos judíos ambulantes que echaban demonios, trataron de invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: «Yo te ordeno en el nombre de ese Jesús a quien Pablo predica.» (Hecho de los Apóstoles 19, 13)
pero el espíritu malo les contestó: «Conozco a Jesús y sé quién es Pablo; pero ustedes, ¿quiénes son?» (Hecho de los Apóstoles 19, 15)
No son sólo nuestros intereses los que salen perjudicados, sino que también el templo de la gran diosa Artemisa corre peligro de ser desprestigiado. Al final se acabará la fama de aquella a quien adora toda el Asia y el mundo entero.» (Hecho de los Apóstoles 19, 27)