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  • El mar se salió en Babilonia y la sumergió bajo el tropel de sus olas. (Jeremías 51, 42)

  • Haré una visita a Bel en Babilonia y le quitaré de su boca lo que ha comido. Ya no vendrán más a él las naciones. ¡Los muros de Babilonia se vinieron abajo, (Jeremías 51, 44)

  • Pues bien, ya se acercaron los días en que voy a castigar a los ídolos de Babilonia; se avergonzará todo su territorio, todos sus muertos quedarán tirados en el centro de la ciudad. (Jeremías 51, 47)

  • Entonces el cielo y la tierra y todo lo que hay en ellos, aplaudirán contra Babilonia, cuando del norte vengan a atacarla los destructores, dice Yavé. (Jeremías 51, 48)

  • Cuando le toque su turno, Babilonia debe caer por todos los muertos de Israel, así como por Babilonia murió tanta gente en el mundo entero. (Jeremías 51, 49)

  • Aunque Babilonia se levante hasta el cielo y alce su poder a donde nadie puede llegar, llegarán, sin embargo, hasta allí los saqueadores que yo mandé, asegura Yavé. (Jeremías 51, 53)

  • Escuchen el griterío que sale de Babilonia y el crujido inmenso del país de los caldeos. (Jeremías 51, 54)

  • Es Yavé que destruye a Babilonia y hace callar su gran ruido, sus olas pueden rugir como las del mar y sentirse el resonar de su voz. (Jeremías 51, 55)

  • Es que viene sobre Babilonia el que la va a destruir; sus soldados son hechos prisioneros, y sus arcos, rotos. Sí, Yavé es el Dios de las represalias que paga estrictamente. (Jeremías 51, 56)

  • Esto dice Yavé de los Ejércitos: La ancha muralla de Babilonia será totalmente demolida y sus altas puertas serán quemadas, pues los pueblos trabajan para que todo quede en nada, y las naciones se esfuerzan para que todo lo consuma el fuego. (Jeremías 51, 58)

  • Viene a continuación la orden que dio Jeremías a Seraías, hijo de Nerías, al partir éste junto a Sedecías, rey de Judá, a Babilonia, el cuarto año de su reinado (Seraías era el mayordomo de viaje). (Jeremías 51, 59)

  • Entonces Jeremías había reunido en un libro todas las profecías que había escrito respecto de Babilonia para anunciar todo el mal que caería sobre ella. (Jeremías 51, 60)


“Jesus e a sua alma devem cultivar a vinha de comum acordo.” São Padre Pio de Pietrelcina