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Si uno puede comer y beber, si encuentra la felicidad en su trabajo, eso es un don de Dios. (Eclesiastés (Qohelet) 3, 13)
Esto es lo que veo: todo lo que uno puede esperar es comer y beber, y gozar el bienestar mientras trabaja bajo el sol durante los contados días de su vida, tales como Dios se los concedió: esa es su parte. (Eclesiastés (Qohelet) 5, 17)
Cuando un hombre ha recibido de Dios posesiones y riquezas; cuando puede comer, gozar y disfrutar de su trabajo, todo eso es un don de Dios. (Eclesiastés (Qohelet) 5, 18)
¡Viva la alegría!, pues la única felicidad para el hombre bajo el sol es comer y beber y regocijarse: esto le toca por su trabajo a lo largo de los contados días que Dios le concedió vivir bajo el sol. (Eclesiastés (Qohelet) 8, 15)
Más vale vivir como pobre bajo cuatro tablas propias que comer como un príncipe en casa extraña. (Sirácides (Eclesiástico) 29, 22)
"¡Ven para acá, allegado, prepara la mesa; si tienes algo, dame de comer!" (Sirácides (Eclesiástico) 29, 26)
Si te has visto obligado a comer mucho, levántate, anda a vomitar al excusado y te sentirás aliviado. (Sirácides (Eclesiástico) 31, 21)
porque comer demasiado enferma, y la gula provoca indigestión. (Sirácides (Eclesiástico) 37, 30)
¡Oh muerte, qué amargo es tu recuerdo para el que vive sin problemas, gozando de sus bienes, para el que va adelante y todo le resulta, para el que todavía tiene salud para comer! (Sirácides (Eclesiástico) 41, 1)
Pero el general les contestó: «¿Ustedes se figuran que mi patrón me mandó a decirles estas cosas nada más que a su patrón y a ustedes y no a la gente que está sentada encima de las murallas y que junto con ustedes está condenada a comer sus excrementos y a tomar su orina?» (Isaías 36, 12)
Isaías dijo a Ezequías: «Esto te servirá de señal: Este año se comerá del trigo sembrado, y el año siguiente lo que brote sin sembrar. Pero al tercer año podrán comer y cosechar, plantar viñas y comer su fruto. (Isaías 37, 30)
A tus opresores los haré comer su propia carne. y se emborracharán con su sangre como si fuese vino. Y todo mortal sabrá que yo, Yavé, soy tu Salvador y que tu Redentor es el Campeón de Jacob. (Isaías 49, 26)