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  • Entró en la Casa de Dios, siendo sumo sacerdote Abiatar, y comió los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes; y les dio también a los que estaban con él.» (Evangelio según San Marcos 2, 26)

  • Vuelto a casa, se juntó otra vez tanta gente que ni siquiera podían comer. (Evangelio según San Marcos 3, 20)

  • Pero Jesús les pidio insistentemente que no lo contaran a nadie, y les dijo que dieran algo de comer a la niña. (Evangelio según San Marcos 5, 43)

  • Jesús les dijo: «Vámonos aparte, a un lugar retirado, y descansarán un poco.» Porque eran tantos los que iban y venían que no les quedaba tiempo ni para comer. (Evangelio según San Marcos 6, 31)

  • despide a la gente para que vayan a las aldeas y a los pueblos más cercanos y se compren algo de comer.» (Evangelio según San Marcos 6, 36)

  • Jesús les contestó: «Denles ustedes de comer.» Ellos dijeron: «¿Y quieres que vayamos nosotros a comprar doscientos denarios de pan para dárselo?» (Evangelio según San Marcos 6, 37)

  • En aquellos días se juntó otra vez muchísima gente, y no tenían nada que comer. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: (Evangelio según San Marcos 8, 1)

  • «Siento compasión por esta gente, pues hace ya tres días que están conmigo y no tienen nada para comer. (Evangelio según San Marcos 8, 2)

  • Si los mando a sus casas sin comer, desfallecerán por el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos.» (Evangelio según San Marcos 8, 3)

  • hasta la casa en que entre y digan al dueño: El Maestro dice: ¿Dónde está mi pieza, en que podré comer la Pascua con mis discípulos? (Evangelio según San Marcos 14, 14)

  • El les contestaba: «El que tenga dos capas, que dé una al que no tiene, y el que tenga de comer, haga lo mismo.» (Evangelio según San Lucas 3, 11)

  • Pues entró en la Casa de Dios, tomó los panes de la ofrenda, los comió y les dio también a sus hombres, a pesar de que sólo estaba permitido a los sacerdotes comer de ese pan.» (Evangelio según San Lucas 6, 4)


“Sejam como pequenas abelhas espirituais, que levam para sua colméia apenas mel e cera. Que, por meio de sua conversa, sua casa seja repleta de docilidade, paz, concórdia, humildade e piedade!” São Padre Pio de Pietrelcina