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  • Hizo luego traer el segundo carnero, el carnero para la consagración, y Aarón y sus hijos impusieron las manos sobre su cabeza. (Levítico 8, 22)

  • Moisés la recibió luego de sus manos y la quemó en el altar por encima del holocausto. Este fue el sacrificio de consagración de calmante olor, sacrificio por el fuego para Yavé. (Levítico 8, 28)

  • Moisés tomó entonces el pecho y lo meció como ofrenda mecida ante Yavé; esta porción del carnero de la consagración fue la parte de Moisés, como Yavé se lo había mandado. (Levítico 8, 29)

  • Todo el tiempo de su consagración como nazireo, no se pasará la navaja por su cabeza; hasta que pasen los días de su consagración, será persona consagrada y se dejará crecer la cabellera. (Números 6, 5)

  • Durante el tiempo de su consagración no se acercará a ningún cadáver, (Números 6, 6)

  • aunque sea de su padre o madre, de su hermano o hermana; en pocas palabras, si a ésos les toca morir, no se hará impuro por cuanto tiene en su cabeza la consagración a su Dios. (Números 6, 7)

  • Esta es la ley referente a los nazireos. Cuando se cumpla el plazo de su consagración, el nazireo será conducido a la entrada de la Tienda de las Citas (Números 6, 13)

  • El día en que Moisés terminó la Morada, la ungió y la santificó con todo su mobiliario. Después de la consagración del altar y de todos sus utensilios, (Números 7, 1)

  • Yavé dijo a Aarón: "Te doy la parte que se reserva para mí de todas las ofrendas de los Israelitas. Te la doy debido a la consagración que recibieron tú y tus hijos: es una ley perpetua. (Números 18, 8)

  • «Es nuestro hermano.» Le dieron, pues, setenta monedas de plata del templo de Baal-Berit, con las que Abimelec contrató a hombres malvados y aventureros que marcharon con él. (Jueces 9, 4)

  • Un día salieron éstos al campo a vendimiar sus viñas, pisaron las uvas, hicieron fiestas y entraron en el templo de su dios, donde comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec. (Jueces 9, 27)

  • Al saberlo, los habitantes de la torre de Siquem se metieron en el subterráneo del templo de El-Berit. (Jueces 9, 46)


“Como é belo esperar!” São Padre Pio de Pietrelcina