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  • Por esto, también el Templo ha participado de las desgracias de la nación, así como después participó de su restauración, y tras haber sido abandonado en el tiempo de la ira de Dios, de nuevo fue restablecido en su gloria cuando se apaciguó el Señor Altísimo. (2 Macabeos 5, 20)

  • Ruego a los lectores de este libro que no se escandalicen por estas desgracias. Consideren que no sucedió esto para destrucción, sino para educación de nuestra raza. (2 Macabeos 6, 12)

  • Hecho esto, tirados en el suelo, le pedían al Señor que no les mandara más tales desgracias y que, si llegaban de nuevo a pecar, los corrigiera con suavidad y no los entregara, otra vez, en manos de extranjeros blasfemos y feroces. (2 Macabeos 10, 4)

  • Vamos ahora a narrar los acontecimientos sucedidos bajo Antíoco Eupátor, hijo del impío, resumiendo las desgracias debidas a las guerras. (2 Macabeos 10, 10)

  • Los paganos que habían huido de Judea por temor a Judas, acudieron muy numerosos a Nicanor, pensando que las desgracias y la derrota de los judíos serían victoria para ellos. (2 Macabeos 14, 14)

  • Las ambiciones del malo le acarrean desgracias; el justo, en cambio, es un árbol que fructifica. (Proverbios 12, 12)

  • Si el príncipe monta en cólera contra ti, no dejes tu puesto, la calma evitará muchas desgracias. (Eclesiastés (Qohelet) 10, 4)

  • Hay desgracias que se transforman en bien, hay gangas que se vuelven un mal. (Sirácides (Eclesiástico) 20, 9)

  • Quien multiplica los juramentos acumula las transgresiones: el castigo no se alejará de su casa. Si falta a ellos por negligencia, ya pecó; si lo hace conscientemente, es doble pecado. El que hizo un juramento falso no será perdonado: su casa se llenará de desgracias (Sirácides (Eclesiástico) 23, 11)

  • muerte, sangre, discordia, espada, desgracias, hambre, destrucción y calamidades. (Sirácides (Eclesiástico) 40, 9)

  • En previsión de nuevas desgracias para su pueblo, fortificó la ciudad contra un eventual asalto. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 4)

  • Porque él también es hábil en proporcionar desgracias, y no cambia su palabra. Se opondrá a la banda de los malvados y al socorro que esperaban los malos. (Isaías 31, 2)


“Subamos sem nos cansarmos, sob a celeste vista do Salvador. Distanciemo-nos das afeições terrenas. Despojemo-nos do homem velho e vistamo-nos do homem novo. Aspiremos à felicidade que nos está reservada.” São Padre Pio de Pietrelcina