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  • Jazael le dijo: «¿Quién soy yo, tu siervo, para cumplir tales hazañas?» Eliseo respondió: «Acabo de tener una visión: Yavé hizo que te viera rey de Aram.» (2 Reyes 8, 13)

  • Jazael se despidió de Eliseo y fue donde su señor. Este le preguntó: «¿Qué te ha dicho Eliseo?» Le respondió: «Me ha dicho con toda certeza que sobrevivirás.» (2 Reyes 8, 14)

  • El profeta Eliseo llamó a uno de los hermanos profetas y le dijo: «Arréglate para ir a la ciudad de Ramot, en Galaad, y lleva contigo este frasco de aceite. (2 Reyes 9, 1)

  • Cuando Eliseo enfermó del mal que lo llevó a la muerte, bajo donde él Joás, rey de Israel, y lloró sobre su rostro, diciendo: «¡Padre mío, padre mío, carro y caballos de Israel!» (2 Reyes 13, 14)

  • Eliseo le dijo: «Toma un arco y flechas.» El tomó el arco y flechas. (2 Reyes 13, 15)

  • Dijo Eliseo al rey: «Pon tu mano sobre el arco». Y éste puso su mano. Entonces Eliseo colocó su mano sobre la mano del rey (2 Reyes 13, 16)

  • y dijo: «Abre la ventana hacia oriente.» El la abrió. Dijo Eliseo: «Tira.» El tiró. Dijo Eliseo: «Flecha de la victoria de Yavé, flecha de la victoria contra Aram, derrotarás a Aram en Afec, hasta exterminarlo.» (2 Reyes 13, 17)

  • Y añadió: «Toma las flechas.» El las tomó. Eliseo dijo al rey: «Dispara hacia el suelo.» El rey disparó tres veces y se detuvo. (2 Reyes 13, 18)

  • Eliseo murió y lo sepultaron. Poco después, un destacamento de moabitas hizo una incursión, como acostumbraban hacer cada año al comienzo del año. (2 Reyes 13, 20)

  • Resulta que en ese momento unas personas estaban sepultando a un difunto, cuando divisaron a los moabitas. De prisa tiraron el cadáver al sepulcro de Eliseo y se pusieron a salvo. Pero el hombre, al tocar los huesos de Eliseo, cobró vida y se puso de pie. (2 Reyes 13, 21)

  • Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Ningún príncipe pudo intimidarlo todo el tiempo que vivió, ni nadie pudo dominarlo. (Sirácides (Eclesiástico) 48, 12)

  • También había muchos leprosos en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio.» (Evangelio según San Lucas 4, 27)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina