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Los sacerdotes los sacrificaron y ofrecieron la sangre en sacrificio por el pecado junto al altar como expiación por todo Israel; porque el rey había ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado fuese por todo Israel. (2 Crónicas 29, 24)
Ezequías mandó ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar el holocausto comenzaron también los cantos y tocaron las trompetas junto con el coro de los instrumentos de David, rey de Israel. (2 Crónicas 29, 27)
Toda la asamblea, estando postrada, cantaron los cánticos y tocaron las trompetas hasta que se consumió el holocausto. (2 Crónicas 29, 28)
Consumido el holocausto, el rey y todos los presentes doblaron las rodillas y se postraron. (2 Crónicas 29, 29)
Apartaban lo destinado al holocausto para darlo al pueblo, repartido según las secciones de sus casas paternas, a fin de que lo ofrecieran a Yavé conforme a lo escrito en el Libro de Moisés. Lo mismo se hizo con los bueyes. (2 Crónicas 35, 12)
para el pan que se presenta para la ofrenda perpetua, y para el holocausto perpetuo, para los sacrificios de los sábados, de la luna nueva, de las fiestas; para los otros sacrificios, para los sacrificios de expiación por el pecado de Israel y para todo lo que haga falta en la Casa de nuestro Dios. (Nehemías 10, 34)
Que se acuerde de todas tus ofrendas y reciba con agrado tu holocausto. (Salmos 20, 4)
Un sacrificio no te gustaría, ni querrás si te ofrezco, un holocausto. (Salmos 51, 18)
Una sala desembocaba en el vestíbulo de la puerta; allí se lavaban las víctimas para el holocausto. (Ezequiel 40, 38)
En el vestíbulo de la puerta había dos mesas a un lado y dos al otro para degollar las víctimas para el holocausto, las víctimas por el pecado o como reparación. (Ezequiel 40, 39)
Las cuatro mesas para el holocausto eran de piedra tallada de un codo y medio de largo, de uno y medio de ancho y uno de alto. En las meses se colocaban los instrumentos con los que se degollaban las víctimas para los holocaustos y los diversos sacrificios; (Ezequiel 40, 42)
Y me dijo: Hijo de hombre, esto dice Yavé: Estas son las reglas para el altar, el día en que se lo inaugure. Se subirá a él el holocausto y se derramará allí la sangre. (Ezequiel 43, 18)