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  • Por esta razón los hijos de Israel no comen, hasta el día de hoy, el nervio del muslo, porque tocó a Jacob en la ingle, sobre el nervio del muslo. (Génesis 32, 33)

  • En cierto momento, Jacob vio algo: era Esaú que se acercaba con los cuatrocientos hombres. Distribuyó entonces a los hijos entre Lía, Raquel y las dos siervas. (Génesis 33, 1)

  • Levantó después la vista, y al ver a las mujeres y a sus hijos preguntó: «¿Qué tienen que ver todos estos contigo?» Jacob le respondió: «Son los hijos que Dios ha dado a tu siervo.» (Génesis 33, 5)

  • Entonces se acercaron las siervas de Jacob con sus hijos, e hicieron profunda reverencia; (Génesis 33, 6)

  • Le preguntó Esaú: «¿Qué significan todos aquellos grupos con los que me he encontrado?» Respondió Jacob: «Esos eran para ganarme tu favor.» (Génesis 33, 8)

  • Pero Jacob contestó: «No, por favor. Si realmente me quieres, acepta el regalo que te ofrezco, pues me he presentado ante ti como ante Dios, y tú me has acogido. (Génesis 33, 10)

  • Acepta, pues, el regalo que te he traído, ya que Dios me ha favorecido, y tengo de todo.» Jacob insistió tanto, que Esaú aceptó. (Génesis 33, 11)

  • Jacob le dijo: «Mi señor sabe bien que los niños son delicados, y tengo ovejas y vacas paridas, que si las hago andar muy apuradas, en un solo día todo el ganado menor morirá. (Génesis 33, 13)

  • Respondió Esaú: «Por lo menos acepta que se queden contigo algunos de los hombres que me acompañan.». Jacob replicó: «No es necesario si tengo paz contigo.» (Génesis 33, 15)

  • y Jacob se dirigió a Sucot, donde se construyó una casa e hizo chozas para sus rebaños; a esto se debió que aquel lugar fuese llamado Sucot (o sea, chozas). (Génesis 33, 17)

  • Regresando de Padán-Aram, Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, en el país de Canaán, y acampó frente a la ciudad. (Génesis 33, 18)

  • Dina, la hija que Lía dio a Jacob, salió un día a visitar a las mujeres de aquel país. (Génesis 34, 1)


“Quanto maiores forem os dons, maior deve ser sua humildade, lembrando de que tudo lhe foi dado como empréstimo.” São Padre Pio de Pietrelcina