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  • Del mismo modo, si el malvado se aparta de la mala vida que llevaba y actúa según el derecho y la justicia, vivirá. (Ezequiel 18, 27)

  • La gente de Uzal llevaba a tus mercados hierro forjado, canela y caña. (Ezequiel 27, 19)

  • Luego se levantó y se puso a comer, mientras el ángel del Señor llevaba a Habacuq al lugar en que estaba primero. (Daniel 14, 39)

  • Tuve la siguiente visión: Veía a un hombre que llevaba en su mano una lienza para medir. (Zacarías 2, 5)

  • Además de la piel que llevaba colgada de la cintura, Juan no tenía más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. (Evangelio según San Mateo 3, 4)

  • Además de la piel que tenía colgada de la cintura, Juan no llevaba más que un manto hecho de pelo de camello. Su comida eran langostas y miel silvestre. (Evangelio según San Marcos 1, 6)

  • Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. (Evangelio según San Juan 11, 17)

  • En realidad no le importaban los pobres, sino que era un ladrón, y como estaba encargado de la bolsa común, se llevaba lo que echaban en ella. (Evangelio según San Juan 12, 6)

  • Cuando estaba con ellos, yo los cuidaba en tu Nombre, pues tú me los habías encomendado, y ninguno de ellos se perdió, excepto el que llevaba en sí la perdición, pues en esto había de cumplirse la Escritura. (Evangelio según San Juan 17, 12)

  • Al cabo de tres meses subimos a bordo de un barco de Alejandría que había pasado el invierno en la isla y llevaba la insignia los Dióscuros. (Hecho de los Apóstoles 28, 11)

  • Luego vi a otro ángel que subía desde el oriente y llevaba el sello del Dios vivo. Gritó con voz poderosa a los cuatro ángeles autorizados para causar daño a la tierra y al mar: (Apocalipsis 7, 2)

  • Continuó la visión. Apareció una nube blanca y, sentado sobre la nube, uno como Hijo de Hombre, que llevaba una corona de oro en la cabeza y una hoz afilada en la mano. (Apocalipsis 14, 14)


“A divina bondade não só não rejeita as almas arrependidas, como também vai em busca das almas teimosas”. São Padre Pio de Pietrelcina