pronađen 957 Rezultati za: Oración de David

  • Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» (Evangelio según San Lucas 11, 1)

  • Entonces empezó a gritar: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!» (Evangelio según San Lucas 18, 38)

  • Los que iban delante le levantaron la voz para que se callara, pero él gritaba con más fuerza: «¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!» (Evangelio según San Lucas 18, 39)

  • Les declaró: «Dios dice en la Escritura: Mi casa será casa de oración. Pero ustedes la han convertido en un refugio de ladrones.» (Evangelio según San Lucas 19, 46)

  • Entonces él les dijo: «¿Cómo dice la gente que el Mesías es el hijo de David? (Evangelio según San Lucas 20, 41)

  • Porque David mismo dice en el libro de los Salmos: Dijo el Señor a mi Señor: Siéntate a mi derecha (Evangelio según San Lucas 20, 42)

  • Si David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?» (Evangelio según San Lucas 20, 44)

  • ¿No dice la Escritura que el Mesías es un descendiente de David y que saldrá de Belén, la ciudad de David?» (Evangelio según San Juan 7, 42)

  • Todos ellos perseveraban juntos en la oración en compañia de algunas mujeres, de María, la madre de Jesús, y de sus hermanos. (Hecho de los Apóstoles 1, 14)

  • «Hermanos, era necesario que se cumpliera la Escritura, pues el Espíritu Santo había anunciado por boca de David el gesto de Judas; este hombre, que guió a los que prendieron a Jesús, (Hecho de los Apóstoles 1, 16)

  • Escuchen lo que David decía a su respecto: Veo constantemente al Señor delante de mí; está a mi derecha para que no vacile. (Hecho de los Apóstoles 2, 25)

  • Hermanos, no voy a demostrarles que el patriarca David murió y fue sepultado: su tumba se encuentra entre nosotros hasta el día de hoy. (Hecho de los Apóstoles 2, 29)


“No tumulto das paixões terrenas e das adversidades, surge a grande esperança da misericórdia inexorável de Deus. Corramos confiantes ao tribunal da penitência onde Ele, com ansiedade paterna, espera-nos a todo instante.” São Padre Pio de Pietrelcina