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  • Después de que tomaron preso a Juan, Jesús fue a Galilea y empezó a proclamar la Buena Nueva de Dios. (Evangelio según San Marcos 1, 14)

  • En efecto, Herodes había mandado tomar preso a Juan y lo había encadenado en la cárcel por el asunto de Herodías, mujer de su hermano Filipo, con la que se había casado. (Evangelio según San Marcos 6, 17)

  • Cada año, con ocasión de la ascua, Pilato solía dejar en libertad a un preso, a elección del pueblo. (Evangelio según San Marcos 15, 6)

  • Jesús se dirigió después a los que habían venido a tomarlo preso, a los jefes de los sacerdotes, de la policía del Templo y de los judíos y les dijo: «Tal vez buscan a un ladrón, y por eso han venido a detenerme con espadas y palos. (Evangelio según San Lucas 22, 52)

  • Soltó al que estaba preso por agitador y asesino, pues a éste lo querían, y entregó a Jesús como ellos pedían. (Evangelio según San Lucas 23, 25)

  • Los judíos hubieran querido llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima porque todavía no había llegado su hora. (Evangelio según San Juan 7, 30)

  • Algunos querían llevarlo preso, pero nadie le puso las manos encima. (Evangelio según San Juan 7, 44)

  • Jesús dijo estas cosas en el lugar donde se reciben las ofrendas, cuando estaba enseñando en el Templo, pero nadie lo tomó preso, porque aún no había llegado su hora. (Evangelio según San Juan 8, 20)

  • Otra vez quisieron llevarlo preso, pero Jesús se les escapó de las manos. (Evangelio según San Juan 10, 39)

  • El oficial se lo llevó ante el comandante y le dijo: «El preso Pablo me llamó y me pidió que te trajera a este joven, pues tiene algo que decirte.» (Hecho de los Apóstoles 23, 18)

  • Incluso intentaba profanar el Templo cuando lo tomamos preso. Queríamos juzgarlo según nuestra Ley, (Hecho de los Apóstoles 24, 6)

  • Pasaron así dos años. Entonces Felix fue reemplazado por Porcio Festo, y como quería quedar bien con los judíos, dejó a Pablo preso. (Hecho de los Apóstoles 24, 27)


“A ingenuidade e’ uma virtude, mas apenas ate certo ponto; ela deve sempre ser acompanhada da prudência. A astúcia e a safadeza, por outro lado, são diabólicas e podem causar muito mal.” São Padre Pio de Pietrelcina