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  • Yavé escribió en las tablas eso mismo que había en las primeras, las diez palabras que les dijo en el monte desde en medio del fuego, en el día de la Asamblea, y me las dio. (Deuteronomio 10, 4)

  • También éstos entraron en suerte de la misma manera que sus hermanos, los hijos de Aarón, en presencia del rey David, en presencia de Sadoq, Ajimelec y los cabezas de familias de sacerdotes y de levitas, siendo tratadas las primeras familias igual que las últimas. (1 Crónicas 24, 31)

  • Y sólo yo iba a Jerusalén con frecuencia para participar en las fiestas, como está ordenado a todo Israel por decreto eterno. Apenas cobraba las primeras crías, los diezmos de las cosechas y las primicias del esquileo de las ovejas, acudía a Jerusalén (Tobías 1, 6)

  • Al pasar por el valle de los Sauces, beben allí de la fuente ya bendita por las primeras lluvias; (Salmos 84, 7)

  • Teme al Señor y honra al sacerdote; dale su parte como se te ha mandado: las primeras cosechas de tu campo, el sacrificio por el pecado, el lomo de las víctimas, las ofrendas santas y las primicias de las cosas sagradas. (Sirácides (Eclesiástico) 7, 31)

  • Las primeras cosas se han realizado; ahora, pues, anuncio cosas nuevas, antes que aparezcan se las doy a conocer. (Isaías 42, 9)

  • Israel fue para mí como uva silvestre encontrada en el desierto, y sus padres me parecieron como si fueran las primeras brevas; pero no bien habían llegado a Baal-Peor, se vendieron al ídolo y se hicieron tan aborrecibles como el ídolo que amaban. (Oseas 9, 10)

  • Pobre de mí, pues me parezco a los que recogen espigas después de la siega o a los que rebuscan racimos después de la vendimia, pero no hay ni un racimito para probarlo ni una de esas primeras brevas que me gustan. (Miqueas 7, 1)

  • Tengan paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor. Miren cómo el sembrador cosecha los preciosos productos de la tierra, que ha aguardado desde las primeras lluvias hasta las tardías. (Carta de Santiago 5, 7)

  • Conozco tu proceder, tu amor, tu fe, tu servicio, tu perseverancia y tus últimas obras más numerosas que las primeras. (Apocalipsis 2, 19)


O sábio elogia a mulher forte dizendo: os seu dedos manejaram o fuso. A roca é o alvo dos seus desejos. Fie, portanto, cada dia um pouco. Puxe fio a fio até a execução e, infalivelmente, você chegará ao fim. Mas não tenha pressa, pois senão você poderá misturar o fio com os nós e embaraçar tudo.” São Padre Pio de Pietrelcina