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Suprimió los santuarios de las lomas, quebró los cipos y cortó los troncos sagrados. También destruyó la serpiente de bronce que Moisés había fabricado en el desierto, pues hasta ese tiempo los israelitas le ofrecían sacrificios y la llamaban Nejustán. (2 Reyes 18, 4)
El rey rompió las imágenes de los falsos dioses, cortó los troncos sagrados, y los lugares en donde se encontraban fueron llenados de huesos humanos para hacerlos impuros. (2 Reyes 23, 14)
Den gloria a su santo nombre. Ofrézcanle sacrificios, entren en su templo. Póstrense ante él con vestidos sagrados. (1 Crónicas 16, 29)
Los repartieron por suertes a unos y otros; porque había jefes sagrados y jefes divinos, tanto entre los hijos de Eleazar como entre los hijos de Itamar; (1 Crónicas 24, 5)
y la llevaron junto a la Tienda de las Citas y todos los utensilios sagrados que había en la Tienda; los llevaron los sacerdotes y los levitas. (2 Crónicas 5, 5)
Salomón hizo subir a la hija del faraón desde la ciudad de David a la casa que había edificado para ella; pues se decía: «No puedo dejar a una mujer en la casa de David, rey de Israel; porque los lugares donde ha estado el Arca de Yavé son sagrados.» (2 Crónicas 8, 11)
Suprimió los altares del culto extranjero y los santuarios de lomas altos, derribó los monumentos y abatió los troncos sagrados. (2 Crónicas 14, 2)
Se entusiasmó por las cosas de Yavé, hasta que hizo desaparecer del país de Judá los santuarios de lomas y los troncos sagrados. (2 Crónicas 17, 6)
Sin embargo, algo bueno ha sido hallado en ti: quitaste de tu país los troncos sagrados y te dedicaste a buscar a Dios.» (2 Crónicas 19, 3)
Después, habiendo conversado con el pueblo, dispuso a los cantores de Yavé y a los salmistas que marcharían al frente de las tropas vestidos de ornamentos sagrados: «Alaben a Yavé porque es eterno su amor.» (2 Crónicas 20, 21)
Abandonaron la Casa de Yavé, el Dios de sus padres, y se interesaron por los troncos sagrados y los ídolos; la cólera estalló contra Judá y Jerusalén, a causa de esta culpa suya. (2 Crónicas 24, 18)
Terminado todo esto, salieron todos los israelitas que se encontraban presentes a recorrer las ciudades de Judá y rompieron las piedras paradas, abatieron los troncos sagrados y derribaron los santuarios de lomas y los altares en todo Judá y Benjamín, y también en Efraím y Manasés, hasta acabar con ellos. Después volvieron todos los hijos de Israel, cada cual a su propiedad, a sus ciudades. (2 Crónicas 31, 1)