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  • Así se cumplió la palabra que Yavé había dicho a Jehú: «Tus hijos hasta la cuarta generación se sentarán en el trono de Israel.» Y así fue. (2 Reyes 15, 12)

  • En cuanto al estrado del trono que se había construido dentro de la Casa de Yavé, y la entrada exterior del rey, los quitó porque así se lo pidió el rey de Asur. (2 Reyes 16, 18)

  • Un día que estaba arrodillado en el templo de su dios Nisroc, sus hijos Adrammélec y Saréser lo asesinaron a puñaladas y luego se pusieron a salvo en el país de Ararat. Le sucedió en el trono su hijo Asarjadón. (2 Reyes 19, 37)

  • El me edificará una Casa y yo afirmaré su trono para siempre. (1 Crónicas 17, 12)

  • Yo lo mantendré en mi casa y en mi reino para siempre y su trono estará firme eternamente.» (1 Crónicas 17, 14)

  • El edificará una Casa a mi nombre; él será para mí un hijo y yo para él un padre y afirmaré el trono de su reino sobre Israel para siempre. (1 Crónicas 22, 10)

  • Y de entre todos mis hijos, pues Yavé me ha dado muchos hijos, eligió a mi hijo Salomón para que se siente en el trono del reino de Yavé sobre Israel. (1 Crónicas 28, 5)

  • Salomón se sentó como rey sobre el trono de Yavé en el lugar de su padre David. Prosperó y todo Israel le obedeció. (1 Crónicas 29, 23)

  • Murió al fin de una vejez dichosa, lleno de días, de riquezas y gloria; y le sucedió en el trono su hijo Salomón. (1 Crónicas 29, 28)

  • Yavé ha cumplido la promesa que dijo; he sucedido a mi padre David, me he sentado en el trono de Israel, como Yavé había dicho, y he construido la Casa para el Nombre de Yavé, Dios de Israel. (2 Crónicas 6, 10)

  • Ahora, pues, Yavé, Dios de Israel, cumple a favor de tu siervo David, mi padre, la promesa que le hiciste cuando dijiste: Nunca será quitado de mi presencia el de los tuyos que te suceda sentado en el trono de Israel, con tal de que tus hijos sigan tu camino y anden en mi Ley, como tú has andado delante de mí. (2 Crónicas 6, 16)

  • afianzaré tu trono, como prometí a tu padre David: A ninguno de tus descendientes quitaré el mando de Israel. (2 Crónicas 7, 18)


“Seja modesto no olhar.” São Padre Pio de Pietrelcina