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Estas serán normas de derecho para ustedes y para sus descendientes, dondequiera que vivan. (Números 35, 29)
Me refiero al día en que ustedes estuvieron en presencia de Yavé en el monte Horeb y él me dijo: Reúneme al pueblo para que oiga mis palabras. Así me temerán mientras vivan en esa tierra y enseñarán estas palabras a sus hijos . (Deuteronomio 4, 10)
Temerás a Yavé, tu Dios, y guardarás todos los días de tu vida sus mandamientos y sus normas que te enseño hoy. Que los guarden tus hijos y los hijos de tus hijos, para que vivan largos años. (Deuteronomio 6, 2)
Cuando pasen el Jordán y habiten en la tierra que Yavé les da en herencia, cuando él haya asegurado todas sus fronteras y vivan con tranquilidad, (Deuteronomio 12, 10)
Tus hijos, que todavía no la conocen, la oirán y aprenderán a temer a Yavé, tu Dios, todos los días que vivan en el país que vas a conquistar después de pasar el Jordán. (Deuteronomio 31, 13)
para que te teman, caminando en tus caminos todos los días que vivan en la tierra que has dado a nuestros padres. (2 Crónicas 6, 31)
En todo lugar donde vivan restos del pueblo de Yavé, que las gentes del lugar los ayuden para su viaje con plata, oro y toda clase de cosas y ganados. Que les entreguen, además, ofrendas voluntarias para la Casa de Yavé, que está en Jerusalén.» (Esdras 1, 4)
y has tenido compasión de dos hijos únicos. Ten piedad de ellos y dales tu gracia y protección, que toda su vida tengan buena salud y gozo, y vivan en tu gracia.» (Tobías 8, 17)
Buscaré a los leales del país para que vivan conmigo; al que sigue el camino perfecto lo pondré a mi servicio. (Salmos 101, 6)
Para Jerusalén pidan la paz: "¡Que vivan tranquilos los que te aman! (Salmos 122, 6)
Concedámosles que vivan según sus costumbres como antes, ya que todo esto vino porque les suprimimos sus leyes y ellos se han levantado en defensa de ellas.» (1 Macabeos 6, 59)
Al tomar la sucesión de nuestro padre, que pasó a donde viven los dioses, deseamos que todos nuestros súbditos vivan sin inquietudes y se puedan dedicar cada uno a sus propias ocupaciones. (2 Macabeos 11, 23)