pronađen 209 Rezultati za: cortina de entrada

  • El sacerdote que la ofrece la comerá en un lugar santo, a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 6, 19)

  • Luego reúne a toda la comunidad a la entrada de la Tienda de las Citas.» (Levítico 8, 3)

  • Moisés hizo lo que Yavé le había mandado, y la comunidad se reunió a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 8, 4)

  • Ustedes no se apartarán de la entrada de la Tienda de las Citas durante siete días, pues hasta el séptimo día sus manos quedarán consagradas. (Levítico 8, 33)

  • Ustedes quedarán día y noche a la entrada de la Tienda de las Citas durante siete días. Ustedes deberán observar estas normas no sea que mueran, pues él mismo lo ordenó así. (Levítico 8, 35)

  • Al cumplirse los días de su purificación, sea por niño o niña, presentará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de las Citas, un cordero de un año como holocausto, y un pichón o una tórtola como sacrificio por el pecado. (Levítico 12, 6)

  • El sacerdote que hace la purificación presentará a la persona que se purifica, junto con todas esas cosas, a la entrada de la Tienda de las Citas, delante de Yavé. (Levítico 14, 11)

  • Al octavo día, los llevará al sacerdote, a la entrada de la Tienda de las Citas, para su purificación delante de Yavé. (Levítico 14, 23)

  • Al octavo día tomará dos tórtolas o dos pichones y se presentará ante Yavé a la entrada de la Tienda de las Citas para entregarlos al sacerdote. (Levítico 15, 14)

  • Al octavo día tomará para sí dos tórtolas o dos pichones y los presentará al sacerdote a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 15, 29)

  • Luego tomará los dos machos cabríos y los presentará ante Yavé a la entrada de la Tienda de las Citas. (Levítico 16, 7)

  • y no lo lleve a la entrada de la Tienda de las Citas para presentarlo como ofrenda a Yavé ante su Morada, será considerado como reo de sangre. Y por haber derramado sangre, será borrado de su pueblo. (Levítico 17, 4)


“Não se desencoraje se você precisa trabalhar muito para colher pouco. Se você pensasse em quanto uma só alma custou a Jesus, você nunca reclamaria!” São Padre Pio de Pietrelcina