pronađen 419 Rezultati za: engaño de jacob

  • Regresando de Padán-Aram, Jacob llegó sano y salvo a la ciudad de Siquem, en el país de Canaán, y acampó frente a la ciudad. (Génesis 33, 18)

  • Dina, la hija que Lía dio a Jacob, salió un día a visitar a las mujeres de aquel país. (Génesis 34, 1)

  • Pero se quedó prendado de Dina, hija de Jacob, se enamoró de la joven y le habló de amor. (Génesis 34, 3)

  • Jacob se enteró de que su hija Dina había sido deshonrada, pero como sus hijos estaban en el campo con su rebaño, no dijo nada hasta que regresaron. (Génesis 34, 5)

  • Hamor, padre de Siquem, vino a hablar con Jacob. (Génesis 34, 6)

  • Cuando los hijos de Jacob volvieron del campo, se enteraron de lo que había pasado. Estos hombres se enojaron muchísimo porque se había cometido una infamia en Israel; alguien había abusado de la hija de Jacob, cosa que no debe hacerse. (Génesis 34, 7)

  • Los hijos de Jacob respondieron a Siquem y a su padre Hamor. Les hablaron con engaño, porque Siquem había deshonrado a Dina, su hermana, y les dijeron: (Génesis 34, 13)

  • El joven no tardó en hacer lo que se le pedía, porque estaba enamorado de la hija de Jacob; además, Siquem era el de más prestigio e influencia en la familia de su padre. (Génesis 34, 19)

  • Al tercer día, cuando estaban más doloridos, dos hijos de Jacob, Simeón y Leví, hermanos de Dina, agarraron sus espadas, entraron en la ciudad sin peligro y mataron a todos los varones. (Génesis 34, 25)

  • Los demás hijos de Jacob pasaron sobre los muertos y saquearon la ciudad. (Génesis 34, 27)

  • Dijo entonces Jacob a Simeón y a Leví: «Me han dejado en mala situación, y por culpa de ustedes me odiarán los cananeos y los fereceos que ocupan el país. Yo sólo tengo unos pocos hombres, y si ellos se unen para atacarme, me exterminarán junto con toda mi gente.» (Génesis 34, 30)

  • Dios dijo a Jacob: "Ponte en camino, sube a Betel. Allí te establecerás y levantarás un altar al Dios que se te apareció cuando ibas huyendo de tu hermano Esaú.» (Génesis 35, 1)


“Menosprezai vossas tentações e não vos demoreis nelas. Imaginai estar na presença de Jesus. O crucificado se lança em vossos braços e mora no vosso coração. Beijai-Lhe a chaga do lado, dizendo: ‘Aqui está minha esperança; a fonte viva da minha felicidade. Seguro-vos, ó Jesus, e não me aparto de vós, até que me tenhais posto a salvo’”. São Padre Pio de Pietrelcina