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Si esta familia la merece, recibirá vuestra paz; y si no la merece, la bendición volverá a ustedes. (Evangelio según San Mateo 10, 13)
Y si en algún lugar no los reciben ni escuchan sus palabras, salgan de esa familia o de esa ciudad, sacudiendo el polvo de los pies. (Evangelio según San Mateo 10, 14)
Ya es mucho si el discípulo llega a ser como su maestro y el sirviente como su patrón. Si al dueño de casa lo han llamado demonio, ¡qué no dirán de los demás de la familia! (Evangelio según San Mateo 10, 25)
Jesús sabía lo que estaban pensando, y les dijo: «Todo reino que se divide, corre a la ruina; no hay ciudad o familia que pueda durar con luchas internas. (Evangelio según San Mateo 12, 25)
Entonces Jesús dijo: «Está bien: cuando un maestro en religión ha sido instruido sobre el Reino de los Cielos, se parece a un padre de familia que siempre saca de sus armarios cosas nuevas y viejas.» (Evangelio según San Mateo 13, 52)
Entonces Jesús les dijo: «Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su patria y en su propia familia.» (Evangelio según San Mateo 13, 57)
Pedro respondió: «Claro que sí». Y se fue a casa. Cuando entraba, se anticipó Jesús y le dijo: «Dame tu parecer, Simón. ¿Quiénes son los que pagan impuestos o tributos a los reyes de la tierra: sus hijos o los que no son de la familia?» (Evangelio según San Mateo 17, 25)
Pedro contestó: «Los que no son de la familia.» Y Jesús le dijo: «Entonces los hijos no pagan. (Evangelio según San Mateo 17, 26)
Imagínense un administrador digno de confianza y capaz. Su señor lo ha puesto al frente de su familia, y es él quien les reparte el alimento a su debido tiempo. (Evangelio según San Mateo 24, 45)
Y si una familia está con divisiones internas, esa familia no podrá subsistir. (Evangelio según San Marcos 3, 25)
Jesús les dijo: «Si hay un lugar donde un profeta es despreciado, es en su tierra, entre su parentela y en su propia familia.» (Evangelio según San Marcos 6, 4)
Siendo Herodes rey de Judea, vivía allí un sacerdote llamado Zacarías. Pertenecía al grupo sacerdotal de Abías, y su esposa, llamada Isabel, era también descendiente de una familia de sacerdotes. (Evangelio según San Lucas 1, 5)