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Manasés se come a Efraím, Efraím a Manasés, y ambos se lanzan contra Judá. Ni con eso se le ha pasado el enojo, y su mano sigue amenazante. (Isaías 9, 22)
Aquel día el resto de Israel y los sobrevivientes de la familia de Jacob ya no le pedirán ayuda al que les pega, sino que le pedirán ayuda a Yavé, el Santo de Israel, y serán sinceros con él. (Isaías 10, 20)
Sí, Yavé se compadecerá de Jacob, dará su preferencia a Israel y volverá a instalarlo en su patria. El extranjero seguirá también sus pasos y se juntará a los de la familia de Jacob. (Isaías 14, 1)
Los pueblos los recogerán y los devolverán a su tierra, y la familia de Israel, a su vez, se apoderará de ellos y los hará sus esclavos y sirvientes en la tierra de Yavé. Israel hará prisioneros a los que lo llevaron cautivo y dominará a sus opresores. (Isaías 14, 2)
le colocaré tu cinturón, y le confiaré tu cargo, y será un padre para los habitantes de Jerusalén y para la familia de Judá. (Isaías 22, 21)
Lo meteré como un clavo en un muro resistente y su puesto le dará fama a la familia de su padre.» (Isaías 22, 23)
(Colgarán allí todo lo de valor de la familia de su padre -sus hijos y nietos-, todos los utensilios pequeños, desde las copas hasta los jarros. (Isaías 22, 24)
Por todo esto, así lo declara Yavé, Dios de la familia de Jacob, él, que rescató a Abraham: «En adelante, Jacob ya no será defraudado ni tendrá por qué verse pálido, (Isaías 29, 22)
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. El profeta Isaías, hijo de Amós, vino a decirle de parte de Yavé: «Esto te dice Yavé: Pon en orden las cosas de tu familia, porque vas a morir y no sanarás.» (Isaías 38, 1)
Escuchen esto, familia de Jacob, ustedes que llevan el nombre de israel y que son hijos de su padre Judá. Ustedes que juran por el nombre de Yavé e invocan al Dios de Israel, pero con mala fe y sin sinceridad. (Isaías 48, 1)
Y ustedes, vengan para acá, hijos de bruja, familia de adúltera y de prostituta. (Isaías 57, 3)
Grita con fuerza y sin miedo. Levanta tu voz como trompeta y denuncia a mi pueblo sus maldades, y sus pecados a la familia de Jacob. (Isaías 58, 1)