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  • Entonces Judá estará a salvo, Jerusalén vivirá segura y llevará el nombre de «Yavé es nuestra justicia». (Jeremías 33, 16)

  • Alguien sale como un león de la espesura del Jordán, y se dirige a un potrero siempre verde; así, en un abrir y cerrar de ojos los echaré de allí y colocaré a mi elegido. ¿Quién es, en efecto, como yo? ¿Quién podrá demandarme ante la justicia? ¿Dónde está el pastor capaz de hacerme frente? (Jeremías 50, 44)

  • cuando se falsea la justicia, ¿no lo ve el Señor? (Lamentaciones 3, 36)

  • Dirán: Que todos reconozcan la justicia del Señor, nuestro Dios. En cambio, a nosotros nos corresponde la vergüenza y también a los habitantes de Judá y de Jerusalén, (Baruc 1, 15)

  • Que todos reconozcan la justicia del Señor, pero nosotros hoy y nuestros padres no merecemos sino vergüenza. Todas estas calamidades que nos han sobrevenido, (Baruc 2, 6)

  • Señor, abre los ojos y considera: no son los muertos que yacen en el sepulcro, los que celebrarán tu justicia y tu gloria después que se les arrebató el aliento del pecho; (Baruc 2, 17)

  • más bien te celebrará el alma llena de aflicción del que camina inclinado y sin fuerzas, con los ojos desfallecidos y el alma hambrienta. Esos reconocerán tu gloria y justicia, Señor. (Baruc 2, 18)

  • Reviste cual un manto la justicia de Dios, ponte como corona la gloria del Eterno; (Baruc 5, 2)

  • Dios te llamará para siempre: «Paz en la justicia y gloria en el temor de Dios.» (Baruc 5, 4)

  • Porque él guiará a Israel en la alegría y a la luz de su gloria, escoltándolos con su misericordia y justicia. (Baruc 5, 9)

  • Y así, no debe pensarse ni decirse que sean dioses, ya que no pueden ni hacer justicia ni proporcionar bien alguno a los hombres. (Baruc 6, 63)

  • Los haré salir de la ciudad y los entregaré a los extranjeros; así es como haré justicia con ustedes. (Ezequiel 11, 9)


“Nunca vá se deitar sem antes examinar a sua consciência sobre o dia que passou. Enderece todos os seus pensamentos a Deus, consagre-lhe todo o seu ser e também todos os seus irmãos. Ofereça à glória de Deus o repouso que você vai iniciar e não esqueça do seu Anjo da Guarda que está sempre com você.” São Padre Pio de Pietrelcina