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Les dirás pues esta palabra de Yavé: Si alguien en Israel lleva consigo sus ídolos y se apega a lo que lo hace pecar, que vaya no más a ver al profeta, yo Yavé le daré una respuesta apropiada a sus sucios ídolos. (Ezequiel 14, 4)
Yo, Yavé, responderé personalmente a cualquier israelita y a cualquier extranjero que vive en Israel, que vive alejado de mí, que sólo piensa en sus ídolos que lo inducen a pecar, y que después vaya al profeta para que me consulte. (Ezequiel 14, 7)
Les dirás a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no lo salvará si después se pone a pecar, y la maldad del malo no lo hará caer después que se haya apartado de su maldad; por la misma razón que el justo, vivirá. 13. Aunque yo le haya dicho al justo: ¡Vivirás!, si se queda en sus méritos y se dedica a cometer injusticias, quedará en el olvido su justicia y morirá debido a la injusticia que haya cometido. (Ezequiel 33, 12)
porque tenían vergüenza de descubrir el deseo que tenían de pecar con ella (Daniel 13, 11)
Pero prefiero caer en manos de ustedes sin pecar, antes que pecar delante del Señor. (Daniel 13, 23)
Efraím multiplicó los altares, pero éstos sólo le han servido para pecar. (Oseas 8, 11)
Cuando Efraím hablaba, todos temblaban de espanto, pues era poderoso en Israel; pero decayó apenas se puso a pecar con el Baal. (Oseas 13, 1)
Vayan al santuario de Betel para pecar. Vayan al de Guilgal y pequen más todavía. Presenten sus sacrificios cada mañana y también los diezmos a los tres días. (Amós 4, 4)
Prepara el carro con sus caballos, tú que vives en Laquis, pues por tu culpa empezó a pecar la hija de Sión, ya que tú le enseñaste el mal que se cometía en Israel. (Miqueas 1, 13)
Más tarde Jesús se encontró con él en el Templo y le dijo: «Ahora estás sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te suceda algo peor.» (Evangelio según San Juan 5, 14)
Ella contestó: «Ninguno, señor.» Y Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante no vuelvas a pecar.» (Evangelio según San Juan 8, 11)
Díganme: el hecho de que ya no estemos bajo la Ley sino bajo la gracia, ¿nos autoriza a pecar? Claro que no. (Carta a los Romanos 6, 15)