pronađen 372 Rezultati za: vara de Aarón
Que lo diga la casa de Aarón: ¡su bondad es para siempre! (Salmos 118, 3)
Es como un aceite refidnado que desde su cabeza desciende hasta la barba, la barba de Aarón, hasta el cuello de su túnica. (Salmos 133, 2)
Casa de Israel, bendigan al Señor, casa de Aarón, bendigan al Señor, (Salmos 135, 19)
Y decían: «Un hombre de la descendencia de Aarón ha venido con el ejército; sin duda, se portará lealmente con nosotros.» (1 Macabeos 7, 14)
Escucha, Señor, la oración de tus servidores, escucha a tus sacerdotes cuando dan a tu pueblo la bendición de Aarón. (Sirácides (Eclesiástico) 36, 16)
Dios elevó y consagró igual que a él a su hermano Aarón, de la tribu de Leví. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 6)
Moisés en persona lo consagró: Aarón recibió de él la unción con el aceite santo; así fue como recibió ese privilegio para siempre, no sólo él sino también sus descendientes, y esto mientras duren los cielos, llevarán a cabo el servicio litúrgico. Serán sacerdotes y darán al pueblo de Dios la bendición en su nombre. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 15)
Extranjeros conspiraron en contra de Aarón, estaban envidiosos de él en el desierto. Eran los hombres de Datán y de Abirón, era junto con Coré el partido de los violentos y furiosos. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 18)
Dios hizo mucho más aún por la gloria de Aarón; le dio a manera de herencia los primores de las cosechas, asegurándole así el pan en abundancia. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 20)
Cuando Dios se comprometió con David, hijo de Jesé, de la tribu de Judá, uno solo de sus hijos heredaría su realeza; con Aarón, en cambio, su sacerdocio pasa a todos sus descendientes. (Sirácides (Eclesiástico) 45, 25)
¡Oh raza de Aarón, que el Señor ponga sabiduría en sus corazones para que gobiernen a su pueblo con rectitud, y así, de generación en generación, no se pierda ni su prosperidad ni su gloria! (Sirácides (Eclesiástico) 45, 26)
Entonces todos los hijos de Aarón, revestidos de sus ornamentos, iban a ponerse frente a la asamblea de Israel, llevando en sus manos la ofrenda del Señor. (Sirácides (Eclesiástico) 50, 13)