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«Di a los hijos de Israel: Si uno de ustedes o de los descendientes de ustedes está impuro por haber tocado un cadáver, o está de viaje en tierra lejana, esto no le impedirá que celebre la Pascua de Yavé. (Números 9, 10)
En cambio el que, encontrándose puro y no estando de viaje deje de celebrar la Pascua, será eliminado de entre los suyos por no haber ofrecido a su tiempo la ofrenda de Yavé. Así pagará la pena de su pecado. (Números 9, 13)
El ángel de Yavé le dijo: "¿Por qué le pegaste tres veces a tu burra? Yo vine para impedirte el paso, porque este viaje no me gusta. (Números 22, 32)
El, sin embargo, era quien había ido delante de ustedes durante todo el viaje, enseñándoles los sitios donde debían levantar su campamento, señalándoles el camino, de noche con la columna de fuego y de día con la nube. (Deuteronomio 1, 33)
repíteselos a tus hijos, habla de ellos tanto en casa como cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te levantes. (Deuteronomio 6, 7)
Enséñaselas a tus hijos. Habla de ellas, sea que estés sentado en tu casa o que vayas de viaje, cuando te acuestas o cuando te levantas; (Deuteronomio 11, 19)
Los dirigentes y demás habitantes de nuestro pueblo nos dijeron: Provéanse de alimentos para un largo viaje, ubíquenlos y díganles: Servidores somos de ustedes; hagan alianza con nosotros. (Josué 9, 11)
Estos pellejos que llenamos de vino eran nuevos, ahora están rotos y descosidos. La ropa y el calzado que usamos se han gastado a causa del largo viaje.» (Josué 9, 13)
Le dijeron: «Consulta, pues, a Dios para que sepamos si el viaje que estamos haciendo tendrá éxito.» (Jueces 18, 5)
El sacerdote les respondió: «Vayan en paz, el viaje que hacen está bajo la mirada de Yavé.» (Jueces 18, 6)
Pero él respondió: «Todavía no, pues en esta ciudad vive un hombre de Dios. Es muy famoso. Todo lo que dice se cumple con seguridad. Vamos donde él por si nos orienta acerca del objeto de nuestro viaje.» (1 Samuel 9, 6)
Cuando David lo supo, le dijo: «¿No acabas de llegar de un viaje? ¿Por qué no bajaste a tu casa?» (2 Samuel 11, 10)