pronađen 4064 Rezultati za: Alianza de Dios

  • Abraham intercedió delante de Dios, y Dios curó a Abimélec, a su mujer y a sus sirvientas, que volvieron a tener hijos. (Génesis 20, 17)

  • Porque Dios había hecho estéril el seno de todas las mujeres en la casa de Abimélec, a causa de Sara, la esposa de Abraham. (Génesis 20, 18)

  • En el momento anunciado por Dios, Sara concibió y dio un hijo a Abraham, que ya era anciano. (Génesis 21, 2)

  • Abraham circuncidó a su hijo Isaac a los ocho días, como Dios se lo había ordenado. (Génesis 21, 4)

  • Sara dijo: "Dios me ha dado motivo para reír, y todos los que se enteren reirán conmigo". (Génesis 21, 6)

  • Pero Dios le dijo: "No te aflijas por el niño y por tu esclava. Concédele a Sara lo que ella te pide, porque de Isaac nacerá la descendencia que llevará tu nombre. (Génesis 21, 12)

  • Dios escuchó la voz del niño, y el Ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo: "¿Qué te pasa, Agar?", le dijo. "No temas, porque Dios ha oído la voz del niño que está ahí. (Génesis 21, 17)

  • En seguida Dios le abrió los ojos, y ella divisó un pozo de agua. Fue entonces a llenar el odre con agua y dio de beber al niño. (Génesis 21, 19)

  • Dios acompañaba al niño y este fue creciendo. Su morada era el desierto, y se convirtió en un arquero experimentado. (Génesis 21, 20)

  • Por aquel tiempo, Abimélec, que iba acompañado de Picol, el jefe de su ejército, dijo a Abraham: "Dios está contigo en todo lo que haces. (Génesis 21, 22)

  • Júrame por Dios aquí mismo, que nunca te vas a comportar falsamente conmigo o con mi estirpe o mi posteridad, y que nos vas a dar, a mí y al país donde resides, las mismas pruebas de lealtad que yo te he dado". (Génesis 21, 23)

  • Entonces Abraham regaló a Abimélec unas ovejas y unas vacas, y los dos hicieron una alianza. (Génesis 21, 27)


“Pobres e desafortunadas as almas que se envolvem no turbilhão de preocupações deste mundo. Quanto mais amam o mundo, mais suas paixões crescem, mais queimam de desejos, mais se tornam incapazes de atingir seus objetivos. E vêm, então, as inquietações, as impaciências e terríveis sofrimentos profundos, pois seus corações não palpitam com a caridade e o amor. Rezemos por essas almas desafortunadas e miseráveis, para que Jesus, em Sua infinita misericórdia, possa perdoá-las e conduzi-las a Ele.” São Padre Pio de Pietrelcina