pronađen 64 Rezultati za: Iglesia

  • Porque si no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo podrá cuidar la Iglesia de Dios? (I Timoteo 3, 5)

  • por si me atraso. Así sabrás cómo comportarte en la casa de Dios, es decir, en la Iglesia del Dios viviente, columna y fundamento de la verdad. (I Timoteo 3, 15)

  • Si una mujer creyente tiene viudas en la familia, que se ocupe de ellas. De esta manera, la Iglesia no las tendrá a su cargo y quedará libre para atender a las que están realmente necesitadas. (I Timoteo 5, 16)

  • y a la Iglesia que se reúne en tu casa, así como también a la hermana Apia y a nuestro compañero de lucha Arquipo. (Filemon 1, 2)

  • Si está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia, para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. (Santiago 5, 14)

  • La Iglesia de Babilonia, que ha sido elegida como ustedes, los saluda, lo mismo que mi hijo Marcos. (I Pedro 5, 13)

  • y ellos dieron testimonio de tu amor delante de la Iglesia. Harás bien en ayudarlos para que puedan proseguir su viaje de una manera digna de Dios, (III Juan 1, 6)

  • Yo escribí una carta a la Iglesia, pero Diótrefes, que aspira a ocupar el primer puesto en ella, no reconoce nuestra autoridad. (III Juan 1, 9)

  • Por eso, cuando vaya, le echaré en cara el mal que hace hablando en contra de nosotros. Y no contento con esto, no quiere recibir a los hermanos, y a los que quisieran recibirlos, les prohíbe que lo hagan y los expulsa de la Iglesia. (III Juan 1, 10)

  • Escribe al Ángel de la Iglesia de Éfeso: «El que tiene en su mano derecha las siete estrellas y camina en medio de los siete candelabros de oro, afirma: (Apocalipsis 2, 1)

  • Escribe al Ángel de la Iglesia de Esmirna: «El Primero y el Último, el que estuvo muerto y ha revivido, afirma: (Apocalipsis 2, 8)

  • Escribe al Ángel de la Iglesia de Pérgamo: «El que tiene la espada de doble filo afirma: (Apocalipsis 2, 12)


“Como Jesus, preparemo-nos a duas ascensões: uma ao Calvário e outra ao Céu. A ascensão ao Calvário, se não for alegre, deve ao menos ser resignada!” São Padre Pio de Pietrelcina