pronađen 1034 Rezultati za: Promesa de David

  • Como lo hacía habitualmente, ocupó su asiento contra la pared, Jonatán se puso enfrente y Abner se sentó al lado de Saúl; pero el puesto de David quedó vacío. (I Samuel 20, 25)

  • Pero al día siguiente de la luna nueva, el segundo día, el puesto de David aún estaba vacío. Saúl dijo a su hijo Jonatán: "¿Por qué el hijo de Jesé no ha venido al banquete ni ayer ni hoy?". (I Samuel 20, 27)

  • Jonatán respondió a Saúl: "David me insistió para que lo dejara ir hasta Belén. (I Samuel 20, 28)

  • Saúl empuñó la lanza para atacarlo, y entonces Jonatán comprendió que su padre ya tenía resuelto matar a David. (I Samuel 20, 33)

  • Jonatán se levantó de la mesa muy enojado, y no comió nada el segundo día de la luna nueva, porque estaba afligido a causa de David, a quien su padre había injuriado. (I Samuel 20, 34)

  • A la mañana siguiente, Jonatán salió al campo en compañía de un joven servidor, según lo convenido con David, (I Samuel 20, 35)

  • sin darse cuenta de nada; sólo Jonatán y David estaban al tanto de la cosa. (I Samuel 20, 39)

  • Cuando el servidor partió, David subió del lado del sur y se postró tres veces con el rostro en tierra. Después, uno y otro se abrazaron llorando, hasta que la pena de David creció más todavía. (I Samuel 20, 41)

  • Entonces Jonatán dijo a David: "Vete en paz, ya que los dos nos hemos hecho un juramento en nombre del Señor, diciendo: ‘Que el Señor esté entre tú y yo, entre mi descendencia y la tuya para siempre’". (I Samuel 20, 42)

  • En seguida David partió, y Jonatán volvió a la ciudad. (I Samuel 21, 1)

  • David llegó a Nob, donde estaba el sacerdote Ajimélec. Este salió a su encuentro muy asustado y le dijo: "¿Por qué estás tú solo, sin nadie que te acompañe?". (I Samuel 21, 2)

  • David respondió al sacerdote Ajimélec: "El rey me dio un encargo y me dijo: ‘Que nadie sepa nada de la misión que te encomiendo ni de la orden que te di’. En cuanto a los demás muchachos, les he dado cita en tal lugar. (I Samuel 21, 3)


“Não se aflija a ponto de perder a paz interior. Reze com perseverança, com confiança, com calma e serenidade.” São Padre Pio de Pietrelcina